miércoles, 9 de marzo de 2011

EN MARCHA HACIA LA CONSERVACION



Si admitimos que el hombre es el enemigo número uno de la naturaleza. ¿Por qué y para qué va a intentar conservar el mundo natural?. Para responder a esta pregunta es preciso empezar reconociendo que, paradójicamente, la idea de la conservación se encuentra hondamente arraigada en la propia naturaleza humana. Los tabúes, los reglamentos restrictivos, las leyes de racionamiento y la limitación de la autorización para cazar machos a solo ciertas épocas del año son, en realidad, medidas conservativas que tienen sus raíces en la reacción provocada en el hombre de la Edad de Piedra por las consecuencias del excesivo número de piezas cobradas durante el pleistoceno. Las reglas se fueron volviendo más complicadas a medida que el hombre fue adquiriendo mayor destreza en el uso de armas y utensilios cinegéticos. Las zonas de caza se convirtieron en monopolio de determinadas comunidades y estallaron guerras por la posesión de agua, alimentos y yacimientos de minerales.
A través de la historia se presentan diversas evidencias sobre las leyes y normas que se desarrollaban para conservar sus animales, por ejemplo los reyes normandos de Inglaterra promulgaron leyes reguladoras de la caza en los bosques, con objeto de disponer siempre de un número de animales. Los vikingos fijaron ciertas normas en relación con la caza de aves; en las Hébridas, Faraones e Islandia se delimitó la duración de las temporadas de veda y de caza, así como el tamaño de las piezas que podían cobrarse. Estas normas fueron precursoras de las modernas leyes de caza y pesca, y de la creación de parques y reservas nacionales. Por ello, la idea de conservación del ambiente y los recursos naturales, son de larga data.
No obstante, siempre ha existido una pugna entre el deseo de conservar las especies útiles y la codicia: una batalla entre nuestro "lado bueno", que desea proteger a los seres vivos, no sólo por su utilidad sino también por su belleza, y nuestro "lado malo" que mata la piedad, bien sea para explotar una fuente de recursos o utilizando el deporte como pretexto. Por ello, debemos pensar lo queremos hacer con la naturaleza, por cuanto debemos marchar hacia la conservación de nuestro ambiente y sobre todo enseñar desde las escuela su importancia para la vida humana.

miércoles, 16 de febrero de 2011

PAPEL DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN EL PROCESO DE ENSEÑANZA PARA LA SUSTENTABILIDAD


“La educación marca la pauta a seguir en el desarrollo de las sociedades del conocimiento, de la misma forma es un segmento del capital social, entendiéndose éste como una relación histórico-social en donde actores cualitativos (sociedad civil, ética, instituciones, relaciones interpersonales, cultura, entre otros.) coadyuvan entre sí para generar sistemas, cuya acumulación formula la base del desarrollo mismo" (Garza, 2004: 130).


Es por ello, que la educación superior tiene un compromiso con la formación de profesionales eficientes desde el punto de vista intelectual y desde el punto de vista moral en la toma de conciencia con respecto al desarrollo de actividades de concienciación hacia el medioambiente, la vida en el planeta tierra, el respeto a la diversidad, entre otros. Si admitimos que el hombre es el enemigo número uno de la naturaleza, ¿por qué y para qué ha de intentar a través de la educación superior la conservación del mundo natural, del agua, del aire, del planeta tierra en general y crear una conciencia planetaria en los ciudadanos de un país, estado o región? Para responder a esta pregunta es preciso empezar reconociendo que, paradójicamente, la idea de conservación se encuentra hondamente arraigada en la propia naturaleza humana. Que debe ser vista desde la educación superior como el factor determinante de ser educado en relación con la sustentabilidad, pues este es el potencial que hay que preparar para un presente y un futuro de cuidado, conservación y preservación del planeta tierra, nuestro hogar.


Es importante recordar, que la universidad de hoy se encuentra inmersa en la sociedad del conocimiento que implica mayor investigación sobre los procesos de cambios que se dan en la sociedad actual. Por ello, si la Universidad no pone los principios de la sustentabilidad en el centro de su desarrollo, no logrará cosechar los beneficios esperados. En tal sentido, se sugiere que una precondición para alcanzar la sustentabilidad es el fomento de la cultura ambiental en toda la población y la educación superior pudiera jugar un papel clave en promoverla, porque la sociedad del conocimiento ofrece oportunidades potenciales que si bien se traduce en uso social del conocimiento, tiene impacto creciente en deterioro ambiental que socava el buen funcionamiento de los sistemas ecológicos globales.


Otro punto importante, es que la educación superior en todos los centros universitarios que lo componen deben crear programas académicos en Educación para la Sustentabilidad (ES) o Educación para el desarrollo sustentable (EDS) con el propósito de ofrecer a los profesionales que trabajan en el campo de la educación la oportunidad de profundizar, ampliar conocimientos y desarrollar capacidades y habilidades orientadas a la formación en el área de la EDS, además de buscar el incremento de competencias claves para que la educación sea una herramienta efectiva para alcanzar el desarrollo sustentable verdadero, a fin de mejorar y desarrollar la oferta de la docencia en las instituciones universitarias, especialmente a través de la integración del concepto de desarrollo sustentable en los métodos de enseñanza aprendizaje, como mecanismo posibilitador de la adquisición de competencias claves para que los estudiantes comprendan la complejidad del mundo contemporáneo y construyan condiciones de sustentabilidad en sus ámbitos de intervención profesional.


Por otro lado, se sabe que la Educación Superior es un bien público social, un derecho humano y universal y un deber del Estado. Ésta es la convicción y la base para el papel estratégico que debe jugar en los procesos de desarrollo sustentable de los países de la región. Por ello, tal como se estableció en la Conferencia Regional de Educación Superior de América Latina y el Caribe (CRES), del 2008, en la ciudad de Cartagena de Indias, Colombia, bajo los auspicios del Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC-UNESCO) , está en el deber de articular, de forma creativa y sustentable, políticas que refuercen el compromiso social de la Educación Superior, su calidad y pertinencia, y la autonomía de las instituciones.


Esas políticas deben apuntar al horizonte de una Educación Superior para todos y todas, teniendo como meta el logro de una mayor cobertura social con calidad, equidad y compromiso con nuestros pueblos; deben inducir el desarrollo de alternativas e innovaciones en las propuestas educativas, en la producción y transferencia de conocimientos y aprendizajes, así como promover el establecimiento y consolidación de alianzas estratégicas entre gobiernos, sector productivo, organizaciones de la sociedad civil e instituciones de Educación Superior, Ciencia y Tecnología. Deben también tomar en cuenta la riqueza de la historia, de las culturas, las literaturas y las artes que también corresponde a la sustentabilidad.

Por consiguiente, el papel de la Educación para la sustentabilidad se debe convertir en un proceso educativo dinámico en el que el manejo de los recursos naturales, la potencialidad del ser humano, los mecanismos de concientización y participación ciudadana, el enfoque del desarrollo científico y tecnológico, la formulación de nuevos esquemas legales y administrativos, la orientación de la economía y la opción de principios éticos de responsabilidad ambiental, que fortalezcan las opciones para satisfacer las necesidades básicas actuales, sin destruir la base ecológica de la que dependen el desarrollo socioeconómico y la calidad de vida futura” (Kammerbauer, 2001: 353), y para lograrlo como decía Gabriel Garcia Marquez desde su sentida Colombia, nos toca avanzar hacia “una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra”.


REFERENCIAS


Conferencia Regional de Educación Superior de América Latina y el Caribe (CRES), (2008), Cartagena de Indias, Colombia,
KAMMERBAUER, J. Las dimensiones de la sostenibilidad: Fundamentos ecológicos, modelos paradigmáticos y senderos. Scielo. (En línea) http://www.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0378 18442001000800006&lng=es&nrm=iso. ISSN 0378-1844. Consultado en la revista Interciencia el 13 de agosto de 2008.

martes, 15 de febrero de 2011

LIDERAZGO FEMENINO (IGUAL ES DIFERENTE)




Las mujeres en la actualidad han dejando atrás su rol secundario y el mundo privado que las mantenía recluidas y alejadas del mundo público, por cuanto se están incorporando a la población económicamente activa, a la educación universitaria; están mejorando su calidad de vida, han aprendido a regular sus tiempos y momentos de maternidad; están disfrutando de su sexualidad, en definitiva están logrando un lugar de relevancia en la sociedad.

En esta situación, es doble pensar que las mujeres influirán decisivamente en los diferentes ámbitos de la vida actual, en las relaciones afectivas, y en la vida familiar del presente siglo; cuando se habla de Liderazgo Femenino se hace referencia a la idea de que las Mujeres lideren a partir de su propia feminidad, es decir, la utilización de las características propias de las Mujeres para ejercer el liderazgo al interior de las organizaciones, entendiendo que éstas son su principal fortaleza.

Las cualidades innatas en una mujer como tener confianza en sí misma e iniciativa, capacidad de adaptación y flexibilidad, motivación e intuición, practicar una escucha activa y una buena empatía son los ingredientes básicos de nuestra Inteligencia Emocional; y como el mismo Goleman pronostica: “Para el liderazgo, la Inteligencia Emocional es el 90% de lo que separa a las estrellas del promedio”. Por lo tanto, la intuición, empatía, disponibilidad para trabajar en equipo y buen trato, que son las cualidades tradicionalmente consideradas como femeninas, deberían ser mejor apreciadas por las empresas para puestos gerenciales y directivos.

Sin embargo, El liderazgo femenino según Sarrios (2004) implica ser mujer en un mundo cuyas prácticas han sido formuladas por lo hombres; por años las mujeres que han alcanzado cargos de alta dirección y asumido roles de liderazgo en las organizaciones se han visto envueltas en el estigma de la masculinización, esto es, actuar como hombres para mantener sus posiciones de poder en sus respectivas organizaciones; deben ordenar su mundo público en perjuicio de su mundo privado, porque a diferencia del hombre, para ellas el mundo privado está a su cargo y no a cargo del otro, pero que a partir de ello es posible aportar un estilo de liderazgo basado en las cualidades que las Mujeres poseen y han desarrollado a través de la historia en su mundo privado.

Por otra parte, Helgsen (s/f), considera que el Liderazgo Femenino se diferencia del masculino que pretende alcanzar metas y lograr objetivos y llegar a la cumbre, porque las mujeres ven a las organizaciones de una manera distinta. Para las Mujeres no se trataría del gran juego de la vida donde todo se gana o todo se pierde, porque ella es capaz de poner atención a los detalles y a las relaciones entre las personas, gestiona su tiempo a tal punto de salir a la hora y atender a su familia, cuida y ayuda a sus empleados, comprendiendo sus situaciones personales, y en general tienen una vida más allá de la propia organización.

Por consiguiente, el liderazgo femenino significa de algún modo humanizar las organizaciones con la experiencia del “mundo privado” en el “mundo público”, del que habían sido excluidas y por ello comprender que esta realidad no es excluyente, sino, que debiera ser compatible, significa entender que el cambio es posible desde las mujeres, pero también desde los varones que son conscientes de esta problemática que ha mermado su rol en la familia al no permitir flexibilizar su rol en el mundo público.

domingo, 13 de febrero de 2011

EDUCACIÓN SUPERIOR PARA EL DESARROLLO SUSTENTABLE



Las instituciones de Educación superior a nivel mundial y en Venezuela, en la actualidad, requieren comprometerse con el desarrollo del conocimiento científico para la búsqueda de la sustentabilidad, un compromiso que incluye incorporar en sus programas modelos de gestión sustentables y elaborar metodologías de educación para la sustentabilidad que sean transversales e interdisciplinarias, y aplicables a las distintas mallas curriculares de los programas tanto a nivel de pregrado, postgrado, doctorados y postdoctorados.
A partir de los mismos, se requiere trabajar la tolerancia, la diversidad, dignidad e igualdad de posibilidades, para todos los seres humanos a través de una educación para el desarrollo sustentable que se lleve a la práctica desde las aulas universitarias. Al respecto Godoy (2010), considera que “Las universidades pueden servir como micro modelos para las sociedades implementando prácticas ambientales, en las cuales se pueden aplicar el diseño e implementación de estratégicas verdes como por ejemplo la reducción de gases invernadero”.

Por otra parte, Hollander (2010), plantea que el rol de las universidades en la educación para el desarrollo sustentable, según la Declaración de Bonn (Alemania) del 2009, se basa en alentar y fortalecer la excelencia científica, la investigación y la creación de nuevos conocimientos para la Educación del Desarrollo Sustentable mediante la participación en ésta de las redes de establecimientos de educación superior e investigación Con respecto a cada uno de estos aspectos se tiene que Hollander (ob.cit), considera que con respecto al Desarrollo e Investigación las universidades debe trabajar: En el desarrollo sustentable con la creación de nuevos conocimientos, el desarrollo de conceptos y estrategias holísticas de Desarrollo Sustentable (DS) y las iinvestigaciones sobre la interrelación entre los 3 pilares de DS. En lo referente a la Educación para el DS, requiere del aanálisis de conocimientos, competencias, valores relevantes para el DS; análisis de políticas (ej. qué políticas educacionales fomentan o obstaculizan la EDS), análisis de currícula (ej. identificación de contenidos ausentes en el currículum actual) y la evaluación de prácticas (ej. identificación de buenas prácticas y desarrollo de estudios de casos .

En cuanto a la Educación y Formación Docente, las Instituciones de formación docentes deben verse como actores claves en iniciar cambios transformadores en la educación y la sociedad; Re-orientar la docencia hacía la sustentabilidad, equipando a los/las docentes con los conocimientos y herramientas necesarias para implementar EDS en el aula.

Por otra parte, en relación con la formación y el liderazgo, las universidades forman a los líderes de la sociedad, de todos áreas – actores claves en cambiar desde la “no-sustentabilidad” hacia la sustentabilidad; orientar los objetivos de aprendizaje hacia la sustentabilidad – facultades tienen que revisar/re-orientar los conocimientos, competencias y valores que sus egresados deben tener a completar la carrera y vivir la sustentabilidad fuera del aula – gestión del campus como modelo.

Por último y no menos importante el acercamiento de la univerdidad a la comunidad, lo cual permitirá apertura para las necesidades de las mismas, el desarrollo de investigaciones basadas en la comunidad, creación de enlaces comunidades, gobierno, sector productivo,industria y cultura nacional, local y regional entre otros, conexión con innovaciones sociales, la creación de programas de responsabilidad social y la participación en redes nacionales, regionales e internacionales



REFERENCIAS
Godoy, A (2010). Gestión del cambio. Facultad de de Ecología y Recursos Naturales de la U. Andrés Bello. Santiago de Chile. Chile.
Hollander, A (2010).Rol de las universidades en Educación para el desarrollo sustentable. Oreal /UNESCO. Santiago de Chile.

miércoles, 9 de febrero de 2011

EDUCACIÓN SUPERIOR Y SUSTENTABLIDAD


“Pensar como sistema equivale a pensar ecológicamente” Edgard T. Clark, 1998

El modelo de desarrollo sostenible, definido a partir del concepto de sustentabilidad de los sistemas productivos, se centra en el objetivo de satisfacer las necesidades de la generación presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para compensar las propias. En este sentido, la urgencia de transitar de un paradigma racional que privilegió durante décadas el control y uso eficiente de la naturaleza, hacia otro más congruente con el sentido de supervivencia y continuidad de la especie humana, obliga a replantear el papel educativo de los institutos y universidades, repensando la educación superior desde los planos conceptuales, metodológicos y de valores, buscando alcanzar una verdadera transformación cultural, que se signifique por trascender el habitual discurso ecologista oficial.
Para ello Villaruel (s/f) considera que es imperante establecer un sistema transversal de enseñanza y aprendizaje, que permita orientar las formas de actuación social (patrones de consumo, relaciones solidarias, valores universales, entre otros), Abandonando el sistema lineal tradicional. Modificar los patrones culturales, redundará en mayores beneficios a mediano y largo plazo, superando los programas activistas centrados en acciones sitiadas y por tanto descontextualizadas (sembrar un árbol, recoger basura, pintar letreros, repartir panfletos, entre otras).
Asimismo, el autor citado, plantea que bajo estos referentes es indispensable estructurar propuestas curriculares orientadas a responder a los diversos entornos ecológicos, políticos y sociales, no sólo económicos, en clara empatía con las necesidades específicas de los grupos ahí presentes. En este aspecto, se debe privilegiar la regionalización sobre la propia globalización, dando cabida a un enfoque centrado en los micros o subsistemas imperantes. Este planteamiento no significa retroceso, sino adecuación, ya que se trata de impulsar nuevas y renovadas formas de pensamiento; de aquí la importancia de promover en la formación científico-tecnológica propuestas holístas con enfoques constructivistas, no solamente en áreas como agronomía, biología y ecología sino en todas las áreas que comprenden los pensum de las carreras que se desarrollan en una universidad, llevando a los estudiantes a definir problemas y soluciones dentro de determinados parámetros espacio-temporales.

REFERENCIA

VILLARRUEL, M (sf).Educación Superior y Sustentabilidad Instituto Tecnológico Agropecuario n.º 18, Veracruz, México

domingo, 6 de febrero de 2011

UNIVERSIDAD YSU ROL ACTIVO EN LA EDUCACIÓN


Las universidades del Siglo XXI deberán desempeñar un rol activo en la rápida expansión de la generación y circulación del conocimiento y de la información sobre la educación para la sustentabilidad. En tal sentido, la educación superior se enfrenta a profundas transformaciones por el advenimiento de nuevos y mayores centros de estudios (institutos y universidades privadas) los cambios sociales que influyen en la forma de valorar actualmente la educación universitaria y las negociaciones (alianzas y divorcios) entre estos centros educativos y los gobiernos de cada nación. Por tal motivo, la Universidad debe hacer un esfuerzo por entender las señales de la sociedad, y si la sociedad cambia continuamente, la universidad tiene que seguirla, pero sobre todo aportar los conocimientos necesarios a las mismas sobre la gestión ambiental que se requiere en las comunidades, que conlleva a una concienciación ambiental.
Con respecto a la educación y concienciación ambiental que se deben desarrollar en las áreas temáticas planteadas a nivel de Educación Superior en cuanto a extensión e investigación se requieren a mi parecer de dos aspecto fundamentales:
En primer lugar, impulsar el desarrollo de programas y campañas de sensibilización e información ambiental que contribuyan a promover la educación ciudadana para valorar la importancia de un buen manejo de residuos, disminuyendo la generación desde la fuente, reciclando tanto como sea posible y disponiendo apropiadamente los residuos y desechos, para su debido tratamiento por las instancias competentes.
En segundo lugar, la universidad requiere promover la organización ciudadana a fin de fortalecer la contraloría social de la gestión ambiental, individuos debidamente sensibilizados, informados y formados podrán impulsar un comportamiento más responsable de las autoridades, las empresas, los medios de comunicación y la propia ciudadanía.
Lo planteado solo ocurre cuando la Universidad se une a las comunidades en la formación y fomento de la participación de las comunidades donde los ciudadanos/as aprendan a buscar las soluciones pertinentes y las acciones que puedan ser emprendidas en el entorno social donde se desenvuelven con ayuda de las Universidades.

EL PAPEL DE LAS UNIVERSIDADES Y LA EDUCACIÓN PARA LA SUSTENTABILIDAD


El desarrollo histórico de la Universidad en la educación para la sustentabilidad, así como sus antecedentes y orígenes, permitieron la participación de las universidades en la generación, adaptación y gestión de conocimientos científico-tecnológicos para alcanzar la modernización socioeconómica y tecnológica en los diversos países del planeta. Es por ello, que se analiza el currículo para la incorporación de dicho proceso como un instrumento del saber ambiental, haciendo que de este modo la educación superior, se vuelva un campo teórico en construcción de la sustentabilidad articulando a una práctica política, donde se reflejan las contradicciones y proyectos de la sociedades que se han llevado a la práctica en la actualidad.
Es por ello, que la universidad tiene la responsabilidad a través de los procesos educativos que se llevan en sus aula de propiciar un debate propositivo y constructivo sobre la importancia de una eficiente gestión ambiental en el país a través del la educación para la sustentabilidad, a través de la extensión y la investigación creando programas de capacitación en la formación de docentes de Educación Superior con un perfil ecológico que le permita obtener las competencias necesarias para dicho propósito.
Por otro lado, la Universidad tiene pertinencia social en la educación para la sustentabilidad, por cuanto la misma se debe a la sociedad en la cual se encuentra. Asimismo, se tiene que la Educación Superior como bien público social, es un derecho humano y universal y un deber del Estado. Ésta es la convicción y la base para el papel estratégico que debe jugar en los procesos de desarrollo sustentable de los países de la región
Es de hacer notar que, en la Conferencia Regional de Educación Superior de América Latina y el Caribe (CRES), celebrada del 4 al 6 de junio de 2008, en la ciudad de Cartagena de Indias, Colombia, bajo los auspicios del Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC-UNESCO) y el Ministerio de Educación Nacional de Colombia, con la colaboración de los gobiernos de Brasil, España, México y la República Bolivariana de Venezuela, donde participaron más de 3.500 integrantes de la comunidad académica regional directivos, profesores, investigadores, estudiantes, funcionarios administrativos, representantes de gobiernos y de organismos nacionales, regionales e internacionales, de asociaciones y redes y otros interesados en Educación Superior, Contribuyó a identificar los principales planteamientos de América Latina y el Caribe ante la Conferencia Mundial de Educación Superior, prevista para el año 2009, así como las ideas-fuerza para la consolidación, expansión y creciente calidad y pertinencia de la Educación Superior en la región.
El balance realizado visualiza, en términos prospectivos, los retos y las oportunidades que se plantean en la Educación Superior de las regiones que participaron, a la luz de la integración regional y de los cambios en el contexto global. El objetivo fue configurar un escenario para articular, de forma creativa y sustentable, políticas que refuercen el compromiso social de la Universidad su calidad y pertinencia, y la autonomía de las instituciones. Esas políticas apuntan al horizonte de una Educación Superior para todos y todas, teniendo como meta el logro de una mayor cobertura social con calidad, equidad y compromiso con nuestros pueblos; logrando el desarrollo de alternativas e innovaciones en las propuestas educativas, en la producción y transferencia de conocimientos y aprendizajes, así como promover el establecimiento y consolidación de alianzas estratégicas entre gobiernos, sector productivo, organizaciones de la sociedad civil e instituciones de Educación Superior, Ciencia y Tecnología.
Por otro lado, el papel que cumple la Universidad en la Educación para la sustentabilidad tiene en cuenta la riqueza de la historia, de las culturas, las literaturas y las artes favorenciendo la movilización de las competencias y de los valores universitarios a las regiónes, a fin de edificar una sociedad latinoamericana y caribeña diversa, fuerte, solidaria y perfectamente integrada.
Por lo que los desafíos y retos que debe enfrentar son de tal magnitud que, de no ser atendidos con oportunidad y eficacia, ahondarán las diferencias, desigualdades y contradicciones que hoy impedirán el crecimiento de las regiones con equidad, justicia, sustentabilidad y democracia para la mayoría de los países que la conforman. Esta Conferencia Regional señala que, si bien se ha avanzado hacia una sociedad que busca cambios y referentes democráticos y sustentables, aún faltan transformaciones profundas en los ejes que dinamizarán el desarrollo de las universidades, entre los cuales, uno de los más importantes, es la educación y en particular la Educación Superior para la sustentabilidad